Transcripción:

Jaime Carrejo. ¿Qué significa esperar para mi? En ocasiones cuando pensamos en el término esperar, nuestra respuesta inicial puede ser pensar en ello como algo pasivo, que no estamos haciendo nada, que estamos aguardando y esperando a que las cosas cambien o que algo pase para que nos mueva hacia la acción. Pienso en la espera como algo que no es pasivo, que es más bien una respuesta activa. Un momento de reflexión, un tiempo durante el cual realmente podemos pensar quién somos, qué hay a nuestro alrededor, qué es lo que queremos, cómo podemos impactar el cambio a nuestro alrededor. Esperar es, para mi, una forma de activismo. Activismo de manera que podemos hacer cambios en nuestras propias vidas y en las vidas de otros por medio de decisiones conscientes en ese momento de espera que logren algo que es distinto a lo que hemos hecho antes. En ocasiones también, cuando pensamos en la espera, reflexionamos en torno a cosas que pueden estar faltando en nuestras vidas o cómo hemos cuidado o sobre-cuidado a personas o cómo no nos hemos cuidado a nosotros mismos.

Quizás hemos dejado que alguien o un ser querido pase de largo sin ponerles la atención suficiente. Quizás las necesidades de los demás no se han cumplido. Quizás nuestras necesidades no se han cumplido. Ese momento de espera es una oportunidad para responder y cambiar y evolucionar y desarrollar no sólo por nosotros mismos, sino por la cultura, por nuestros seres queridos, por la familia, por los amigos, por el mundo, por la sociedad. En esta instalación en particular, cuando pensaba en la espera y recordaba el año anterior, me di cuenta de que era una oportunidad para dar un paso atrás y darnos el tiempo de observar algunas de las cosas que quizás no habíamos notado antes. A pesar de que estuvieran llenos de ansiedad y fueran difíciles y desafiantes, creo que hubo momentos en donde realmente sentíamos el confinamiento. Y en esos momentos de confinamiento, no nos queda más que frenar y esperar y reflexionar y realmente pensar qué es lo que nos importa y hacer cambios de acuerdo a lo que realmente nos importa.

Creo que estamos acostumbrados a vivir en un mundo donde obtenemos gratificación instantánea. Amazon directo a nuestra puerta, Uber Eats directo a nuestra puerta, ir a la tienda por exactamente lo que queremos, pero ¿qué sucede cuando el mundo se frena y nos desafía a pensar en vivir nuestra vida de manera distinta?

Creo que estaba tratando de resolver como avanzar con mi práctica. ¿Qué podría hacer durante estos tiempos de discursos políticos tan urgentes, de urgentes necesidades tan marcadas debido a la pandemia, o de las urgentes necesidades de cambio y estatus económico e igualdad para personas de trasfondos tan diferentes? Comúnmente busco en referencias literarias para desarrollar ideas para un proyecto. Y para este, una amiga mía, Gretchen Schaeffer, me sugirió volver a revisar Esperando a Godot. Es una interesante obra de teatro escrita por Samuel Beckett, que tiene que ver con la noción de estas dos personas en una obra absurdista que van por el mundo tratando de descifrar qué sigue, teniendo conversaciones circulares.

Y algunos de esos aspectos del absurdo, creo que se reflejaron este año anterior. Nos encontramos tratando de descifrar cual es nuestra agencia como artistas, nuestras agencias como personas y analizando qué significa vivir en esta época de ocaso, esta época en la cual fuimos desafiados en torno a qué significa ser humanos en este planeta juntos. Y aún así, por alguna razón, no podemos conectar con los demás.

Cuando pensaba en esta instalación, estaba muy interesado en la noción de salas de espera. Son estos espacios que están entre saber algo y no saberlo. Entre llegar a una conclusión de algo y quizás seguir en el limbo. Las salas de espera, creo, también contienen cierta cantidad de ansiedad, especialmente cuando vamos al doctor y nos pueden diagnosticar con algo o que podemos estar en una estación entre una cosa y otra.